Dentro de un
anfiteatro templo de cementos
Un duende rojo camina
sereno
Por las tardes juega
futbol
Para colmar sus
consuelos.
La pena es grande
como su prestigio
Aun quedaron los
lamentos que se mando en el pasado
En aquella ciudad
violenta, que lo llevo a las rejas.
La proeza su fiel
compañero
El cannabis su
delirio pleno,
Zagas era su vida en
las tinieblas
Y su dinámica sabiduría,
Lo exaltaba en lo que
hacía.
A los duendes si lo
ven
En la realidad
aparentan ser malos,
Pero en pensamientos abstracto
No lo dejamos
tranquilos.
Lo dibujamos en
cualquiera, nos tatuamos, los imprimimos
En remeras y cosas
infinitas.
Dicen que son
mezquinos,
Porque cuidan su
tesoro.
Quizás sea verdad,
Pero yo pues como
otro duende negro
Te digo que es
falsedad.
Que jamás se apodere
de ti
El tacaño, vil o el
ingrato,
Con un duende de
verdad
Porque la vas a
lamentar.
La maldición no te
tocara,“de encontrarte con
la kara”
si compartes tu gloria
Fumaras para siempre.
si compartes tu gloria
Fumaras para siempre.
Cuando las brasas
Lleguen a los 5 cm de
consumo,
Cuando te sobre una
tuca sincera,
Tírala en tierra
buena y desierta.
Seguro estará ese
duende
Acechando por su
presa,
Matando sus peores días,
Matemos a la abstinencia.
Si sale del corazón,
de rolo o del bobo,
Bendito serás tu,
Ante los ojos del
Dios duende
Que por tu buena
actitud,
Otro infeliz cargara
tu cruz.
Cuando al punto lo
explores
Sonriendo, a esa tuca
bendita
Crecerá el rojo satélite
de tus ojos.
El delirio de la
mente placentera.
La razón en locura
extrema,
El sativa es quien
gobierna.
Duende amigo, duende
rojo
Dueño y señor de las
risas,
Ábrenos la puerta de
tu paraíso
De la locura más
linda.
¿Quieres saber algo mas? para no hacerla tan larga
Los duendes somos
nosotros,
Amaos los unos a los
otros,
Como hermanos, como
duende
¡Si compartimos
toditos
Viviremos para
siempre!
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